Última modificación: 2017-06-12
Resumen
La historia de la formación del canon de la Biblia expresa en sí misma la complejidad inherente a un tema definido, en su esencia, como resultado de la confluencia de diferentes sensibilidades y perspectivas intelectuales y emocionales, espirituales o académicas. Sólo el hecho de hablar en canónigos y no en el canon, declara la imposibilidad de cerrar el concepto de canonicidad en un sentido universal y la comprensión del pensamiento judeocristiano. Este proceso de construcción canónica, indudablemente marcado por una diversidad de estructuras convergentes de pensamiento, se distingue por el canon, sin embargo, los diversos momentos o etapas de escisión que históricamente se asumen como herramientas para la construcción de la identidad judeocristiana. Los cristianos del siglo II llamaron las enseñanzas sagradas como sigue: el canon de la Iglesia, el canon de la fe, el canon de la verdad. Estas expresiones nos hacen entender por qué los padres de la Iglesia usaron la palabra para designar todo lo que sirve de fundamento de religión, regla de fe y verdad y finalmente el libro que contiene las directrices para una vida cristiana correcta. A mediados del siglo IV, toda la colección de los libros sagrados fue designada como el canon. Fue Atanasio quien le dio este nombre por primera vez. Al principio la palabra canon designó solamente la lista de libros sagrados, pero más tarde fue designando los propios escritos, indicando así que las escrituras son la regla de acción investida con autoridad Divina.